jueves, 10 de mayo de 2012

Verano y fibra


Durante la época estival se suele apostar por una alimentación ligera en la que, sin embargo, no puede faltar el aporte de nutrientes básicos como la fibra, principal regulador de la función intestinal.


En los meses de calor los hábitos dietéticos experimentan una serie de cambios encaminados, muchas veces, a reducir el número de calorías de los menús diarios y eliminar así algunos kilos. Sin embargo, no hay que olvidar que, independientemente de la época del año, la base de la salud es una alimentación equilibrada y que, en este sentido, es necesario mantener unas costumbres saludables:

  • La alimentación en verano tiene que ser muy abundante en líquidos, con el fin de compensar las pérdidas que experimenta el cuerpo, debido a las altas temperaturas y a la sequedad de la atmósfera.
  • El menor gasto energético que precisa nuestro organismo aconseja un descenso en el consumo de grasas e hidratos de carbono.
  • Hacer comidas relativamente frecuentes y de poca cantidad no sólo facilita el buen funcionamiento orgánico sino que previene los golpes de calor y los cortes de digestión.
  • Tomar fruta siempre es recomendable porque su alto contenido en líquidos previene las deshidrataciones propias de estas fechas.
  • El consumo de verduras también debe incrementarse durante el verano, ya que proporcionan vitamina C, carotenos, hidratos de carbono y sales minerales, entre otros muchos nutrientes básicos.

La importancia de la fibra
Una alimentación equilibrada siempre es importante un consumo adecuado de fibra. La fibra juega un papel clave como reguladora de la actividad intestinal y, de hecho, comer de 25 a 30 gramos diarios es suficiente a la hora de evitar problemas gastrointestinales. Por otra parte, los alimentos ricos en fibra son muy recomendables en las dietas de control de peso. Tanto las frutas como los vegetales y las legumbres contienen una gran cantidad de fibra.

Alimentos recomendados por su contenido de fibra
Con la llegada del buen tiempo y del calor se hace especialmente importante beber mucho y comer aquellos alimentos que sean ricos en vitaminas, en agua y en sales minerales.
  • Melón
    Favorece la disolución de jugos gástricos, contiene un 90-95 % de agua y una cantidad de azúcar (6 %) inferior a la de otras frutas. Tiene fibra y vitaminas B y C.
  • Tomate
    Con sólo 17 calorías, otorga al cuerpo una buena dosis de fibra, vitamina C y sales minerales. Contribuye a desintoxicar el organismo.
  • Aguacate
    El aguacate es una de las frutas más ricas en fibra. También aporta cantidades destacables de un potente antioxidante, la vitamina E.
  • Pistachos
    Es uno de los alimentos más ricos en fibra (10,61 gramos por cada 100 gramos de alimento). Contiene vitamina B2, niacina, ácido fólico, potasio y hierro.
  • Pepino
    Es una hortaliza muy rica en agua, por lo que proporciona muy pocas calorías. Además contiene también cantidades apreciables de potasio y de vitamina C.
  • Pan integral
    Posee lo mejor del cereal, almacén de vitaminas del tipo B y de fibra (mayor contenido que los panes fabricados con harinas refinadas).
  • Lechuga
    Gran protagonista de los menús estivales, contiene una gran proporción de agua (95 % de su peso), por lo que su aporte calórico es muy bajo. Entre sus vitaminas, destacan el ácido fólico, la vitamina C y la provitamina A (betacarotenos), mientras que la niacina, tiamina (vitamina B1) y riboflavina (vitamina B2), se encuentran en menores proporciones. Además, al consumirse generalmente cruda (en ensalada) se evitan las pérdidas de nutrientes durante el cocinado.

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